La crianza de los niños es una de las tareas más importantes tanto dentro del núcleo familiar como para la sociedad misma. El niño de hoy será el adulto del mañana por ello la educación que se le da a nuestros hijos es crucial para todos. Lamentablemente no existe un manual que nos diga todos los secretos de la crianza, sin mencionar que varían de cultura a cultura y no todos los niños pueden ser criados de la misma forma. Sin embargo, existen varios errores que comúnmente se cometen que según psicólogos y sociólogos son contraproducentes ¿estás cometiendo tú alguno de ellos?
1. Los gritos
Ya sea que hablemos de niños o adultos, gritar nunca es la solución. Gritar es una manera de intentar imponerte por la fuerza disminuyendo al otro. Más que autoridad, los gritos transmiten una sensación de inseguridad y, cuando gritamos a un niño para disciplinarlo éste no entiende realmente lo que se le dice, sino que percibe una descarga de violencia la cual luego reflejara en algo o alguien más.
2. Infundir miedo
Asustar a los niños con seres irreales parece funcionar, pero la realidad es que solo crea inseguridades en el niño sin fomentar un aprendizaje real; puede que de momento el niño actúe como se espera, pero es seguro que cometerá nuevamente la misma falta sin saber qué está haciendo mal pues el miedo no enseña la forma correcta de hacer las cosas.
3. Incumplir los castigos
Las restricciones son una buena manera de hacer reflexionar al niño acerca lo privilegiado que éste es; por ello cuando se le dice que habrá un castigo y luego no lo cumplimos o lo hacemos a medias, comenzará a crecer una sensación de libertinaje junto con un irrespeto hacia la autoridad; es importante mantener el castigo impuesto por el tiempo establecido sin flaquear ante chantajes.
4. Desautorizar al otro
La crianza es un trabajo que en equipo se da mejor. Las presencias de la figura paterna junto a la materna fomentan la importancia del concepto de familia en el niño. El problema está cuando ambos al no estar de acuerdo, en lugar de llegar a un consenso “tras bambalinas” intentan imponerse el uno sobre el otro. Nuestros hijos apreciaran un sistema de autoridad fracturado y entonces comenzaran a buscar permisivas en uno cuando el otro se las niegue. Lo correcto es inculcarles que ambos quieren lo mejor para su desarrollo, por lo tanto, la palabra de uno siempre será respaldada por el otro.
5. Exagerar la palabra NO
Para que los niños modifiquen su comportamiento se necesitan más que frases monótonas como: no corras, no grites, no llores. Muchos padres se quejan de que sus hijos no escuchan, pero pocos se preguntan ¿por qué no lo hacen?; la respuesta es el uso constante del NO. Se les debe educar con argumentos que les hagan entender qué están haciendo mal y por qué no deben hacerlo, si sólo aplicamos el tono de cansancio junto a la frase ya mil veces escuchada de “no hagas eso” llegará el punto donde literalmente no nos escuchen.
6. Autoridad divina
Siguiendo con la línea del NO y el deber de exponer argumentos válidos, llegamos a lo que muchos padres usan: el derecho divino que tienes sobre sus hijos porque “Yo te di la vida” o el típico “mientras vivas bajo mi techo”. Es una falta de respeto hacia nuestros hijos disminuirlos de esa manera; si queremos adultos solidarios en la sociedad, se les debe tratar desde muy temprana edad como un igual. Razonar con ellos de una forma humana en la cual perciban que su opinión vale, además de demostrar que somos capaces de admitir nuestros errores sin vergüenza, aunque eso implique darles la razón; esto generará un sentido de madurez y responsabilidad que transmitirán consecuentemente a sus futuros hijos.
7. Complacerlos en todo
Es difícil decirle que no a nuestros hijos, sobre todo si nosotros mismos venimos de una cuna humilde; el esfuerzo de todas nuestras vidas fue para que nuestros hijos no tengan las mismas carencias que tuvimos nosotros de pequeños. Pero si caemos en el común error de darles la infancia que no tuvimos entonces de adultos carecerán de ese mismo sentido del esfuerzo que nos convirtió en el adulto que somos. Se le debe enseñar el valor del trabajo y el costo de las cosas, sólo así en un futuro serán adultos consientes con sus finanzas.
8. No admitir la naturaleza real de nuestros hijos
Es cierto que el carácter se forma, pero todo individuo es único por naturaleza; muchas veces nos cuesta creer cuando nos dicen que nuestro niño le pegó a otro, o que lo mordió. Ningún niño es malvado, pero a veces tienden a comportarse de manera distinta fuera de nuestra supervisión; por ello es necesario que de vez en cuando cuestionemos lo que vemos y prestemos atención a lo que oímos. Si el niño solo respeta nuestra autoridad entonces encararlo ante este tipo de acusaciones hechas por terceros es la mejor manera de conocerlo mejor.
9. Libertad no libertinaje.
Algo muy importante es inculcar a nuestros hijos que son personas independientes que tienen derechos y no sólo deberes, pero también se le debe recalcar que lo mismo aplica para el resto de las personas, por lo tanto, cuando le hablemos de su libertad hay que recordarle ésta termina donde comienza la de su prójimo; así cuando quiera jugar con los juguetes de otro niño o cuando lo llevemos de visita a una casa distinta lo escucharemos decir “permiso” y “¿puedo?”.
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Castigo Físico.
Otro tema muy controversial ya que caemos en las diferencias culturales. Algunas comunidades exponen como el castigo físico ayuda a reafirmar la autoridad, imprime en la mente de los niños la información y al ser una forma de castigo instantánea nunca se nos “olvidará” cumplirlo. Pero si vamos más allá de estas diferencias culturales y hablamos de la sociedad en conjunto podemos ver que: La violencia solo genera más violencia. Así ha sido desde el principio de la historia humana y así sigue siendo. Por ello cuando hablamos de violencia física dentro del núcleo familiar sólo le inculcamos al niño que la fuerza física es la respuesta cuando queremos imponernos como la máxima autoridad. Imagina las consecuencias que eso causará en un futuro cuando sea adulto.